Cuantas ganas de cortar el tallo
o disfrazarme de diente de león
o disfrazarme de diente de león
que besa el céfiro húmedo,
húmedo como rocío
que no haya otro abrigo
que yo y me precipita
contra el suelo sin dejarme
volar:
Como los besos del mundo
que no me dejan
huir.
¡Qué pesados son!
que no haya otro abrigo
que yo y me precipita
contra el suelo sin dejarme
volar:
Como los besos del mundo
que no me dejan
huir.
¡Qué pesados son!
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