30 de diciembre de 2013

Seguía lleno; tanto el cristal, como él de ella.

Esa noche, limpiando vestigios añejados e inútiles de su habitación para aliviar el insomnio, abrió el armario y halló una vieja colonia de vidrio verde.
Estaba vacía, pero aún despedía algo de su esencia.
Se la llevó lentamente a la nariz esperando que no sucediera lo que temía y así ocurrió.
Cuando la sostuvo de nuevo en su mano su rostro apareció reflejado, pero no el de él:
Sino el de ella.