29 de diciembre de 2011

Telarañas del antaño.


Acaeció que estoy agotado de 
sacudir con mi poca cordura
en el día a día que parece 
más noche por su negrura,
las muchas telarañas 
de antaños empolvados y 
entreverados maliciosamente,
que fueron entretejidos por las más
negras de las arañas del pasado.

Arañas que se niegan a perecer,
que no dejan de brotar 
como las termitas que carcomen
cada ansia que en la dureza de mi aridez
batalla incansable y férrea por seguir de pie.

Arañas que se niegan a perecer
como las goteras que 
vierten aflicción desde el
techo de mi corroído corazón...

Y entonces...
Acaeció que todo se derrumbó y 
me lastimaron las columnas de la fe, pero
acaeció también que todo trató de sucumbir
hasta que llegaste tu, niña,
que eres mujer y niña a la vez.

Ya no hay nada más.
Ni arañas.
Limpiaste todo,
hasta a mi con tu ambrosía y
tu ternura y tu...

2 comentarios:

  1. Me quitas las palabras con tus divinos poemas. Son fantásticos, ya quisiera escribir así de bonito :)
    Saludos, amigo. Y muchísimas gracias por tu comentario en el relato de Nuktaé. Significa mucho para mí.

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  2. Tu escribes igual o mejor de bonito, señorita, de verdad que sí. Muchas gracias :D

    No hay nada que agradecer, fue todo un gusto leerte.

    Saludos para ti también :)

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