27 de octubre de 2011

La muerte.


Es paciente,
cautelosa,
inteligente y 
eficiente.

Da tiempo,
espera y afila.
Quita vida,
saborea y se va.

Rinde pleitecia
con su oficio, 
lo disfruta
con placer.

En cada esquina
acecha a su presa,
su manjar, su delicia
en el plenilunio.

Ama el líquido vital,
las venas palpitantes,
los corazones aberrantes. 

Está oculta, 
es rechazada,
segregada del mundo,
pero nunca olvidada.

Es la dama encapuchada, 
la triste que está hastiada
de su perpetuidad,
la que nos escolta y 
se niega a perecer.

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