Los muertos no hablan.
No al menos hasta cae la noche.
El insomnio.
Y los quizás y
los "y si"
se clavan en la almohada.
Los ojos rojos
en la penumbra,
hasta que de nuevo vuelve el alba
quemando la mirada
con el "qué me importa"
de la salida del sol.
El insomnio.
Y los quizás y
los "y si"
se clavan en la almohada.
Los ojos rojos
en la penumbra,
hasta que de nuevo vuelve el alba
quemando la mirada
con el "qué me importa"
de la salida del sol.
¡De verdad que por una cabeza
pierdes la tuya!
¡O hasta tres!
¡Grande Gardel!
¡Poneme otra!
¡Cantemos hasta el amanecer!
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